Este verano, al pasar por la Casa del Joven Creador, (Institución cultural cubana) de Trinidad de Cuba, me encontré con una exposición pictórica de mi buen amigo Alejandro Cadalso.
Alejandro Cadalso Menéndez es uno de esos chicos superdotados que después de graduarse en Licenciatura en Física, en la Universidad de la Habana, decidió abandonar esa hermosa ciencia para dedicarse a la pintura. Su calidad como pintor salta a la vista. En estos cuadros ha pintado a personajes reales de nuestra ciudad.
A Alejandro ya lo conocía de vista y de oídas, pues siempre fue una persona muy conocida en mi pueblo. Pero hablamos por primera vez una tarde en que se encontraba él en plena calle principal de la ciudad, cazando a una chica joven que estaría dispuesta a posar para él.
La verdad es que no es tan fácil conseguir a una modelo, sobre todo porque las chicas a las que intentaba contratar, no se creían nada de lo que él les decía, o simplemente porque no se veían modelando para un pintor.
Estaba él en estos menesteres cuando me le acerqué y charlamos. Alejandro, al principio, se mostró un poco estirado, pero cuando le dije que era poeta y le mostré mis escritos, entonces ya me abrió las puertas de su amistad.
Como yo era profesor del instituto preuniversitario del pueblo, lo ayudé a conseguir a una modelo, pues muchas chicas, alumnas mías, pasaban por allí a saludarme, así le serví a él de anzuelo. Terminó convenciendo a una de mis alumnas, una chica bellísima y con un cuerpo de escándalo y unos ojazos azules impresionantes. Nunca llegué a ver el cuadro, ni sé en qué terminó toda aquella historia.
Lo cierto es que Alejandro es uno de esos amigos pintores a los que ayudo haciéndole fotos a sus cuadros y regalándole las instantáneas para que les quede el recuerdo de sus trabajos, los cuales se los quitan de las manos los muchos corredores de arte de la ciudad, o los muchísimos turistas que se quedan prendados ante la belleza y la calidad de sus obras.
Ya me contarán si estos cuadros les han convencido.
TADEO
La verdad es que no es tan fácil conseguir a una modelo, sobre todo porque las chicas a las que intentaba contratar, no se creían nada de lo que él les decía, o simplemente porque no se veían modelando para un pintor.
Estaba él en estos menesteres cuando me le acerqué y charlamos. Alejandro, al principio, se mostró un poco estirado, pero cuando le dije que era poeta y le mostré mis escritos, entonces ya me abrió las puertas de su amistad.
Como yo era profesor del instituto preuniversitario del pueblo, lo ayudé a conseguir a una modelo, pues muchas chicas, alumnas mías, pasaban por allí a saludarme, así le serví a él de anzuelo. Terminó convenciendo a una de mis alumnas, una chica bellísima y con un cuerpo de escándalo y unos ojazos azules impresionantes. Nunca llegué a ver el cuadro, ni sé en qué terminó toda aquella historia.
Lo cierto es que Alejandro es uno de esos amigos pintores a los que ayudo haciéndole fotos a sus cuadros y regalándole las instantáneas para que les quede el recuerdo de sus trabajos, los cuales se los quitan de las manos los muchos corredores de arte de la ciudad, o los muchísimos turistas que se quedan prendados ante la belleza y la calidad de sus obras.
Ya me contarán si estos cuadros les han convencido.
TADEO