EDURNE PASABÁN
Soy todo lo contrario a un alpinista. Jamás he pasado de los 1200 metros de altitud y no siento ningún interés por escalar montañas. Sin embargo, he mirado a los ojos a Edurne Pasabán en una campaña publicitaria de la tele y su mirada me ha conmovido.
Edurne Pasabán Lizarribar nació el 1 de agosto de 1973, pero no mira como miran las mujeres de fuego. Para ser Leo, su mirada está llena de inseguridad y de modestia. Sin embargo, tiene la ambición de ser la primera mujer en coronar 14 ochomiles, es decir, subirse antes que ninguna otra, a esas 14 montañas altísimas, las más altas del planeta. Ya sólo le faltan 2.
Ahora mismo acaba de regresar el Kangchenjunga (8.568 m) y se está recuperando de la gran paliza que se dio.
He estado leyendo hoy una entrevista que le hicieron para uno de los periódicos de aquí, y me impresionó mucho lo que dijo. Dijo que estuvo deseando quedarse a morir allá arriba en unos de los campos base, a unos 7400 metros. Dijo que sus compañeros, tal vez en un acto de amor, dejaron abandonadas sus mochilas jugándose la vida para ayudarla a ella a completar el descenso. Esto me conmovió.
Pensaba yo en esta chica que estuvo a punto de perder la vida y que regresó diciendo a las cámaras que no volvía a subir una montaña, y bueno, a estas alturas ya se está animando a seguir adelante, a ser la primera mujer en conseguir esto de los 14 montañones.
Seguramente pensará que las 2 que le quedan, el Annapurna (8.019 m) y el Shisha Pangma (8.046 m) son 500 metros más pequeños que esta última montaña que acaba de enfrentar.
Que Dios la bendiga y le permita salir con vida de esta ratonera en la que se ha metido. Dice ella que en su día tuvo que salir de una depresión muy fuerte y que considera a esa enfermedad, como la peor montaña que haya escalado jamás.
Ya ven, en esto sí parece Edurne una mujer de fuego. No hay signos más propensos a las depresiones y la autodestrucción que los signos de fuego. Pero sigo mirando a los ojos a esta muchacha y me estremezco. Hay un alma tan linda en ella. Desde hoy rezaré para que todo le salga bien y sus próximas escaladas no sean tan penosas como esta última.
Edurne Pasabán Lizarribar nació el 1 de agosto de 1973, pero no mira como miran las mujeres de fuego. Para ser Leo, su mirada está llena de inseguridad y de modestia. Sin embargo, tiene la ambición de ser la primera mujer en coronar 14 ochomiles, es decir, subirse antes que ninguna otra, a esas 14 montañas altísimas, las más altas del planeta. Ya sólo le faltan 2.
Ahora mismo acaba de regresar el Kangchenjunga (8.568 m) y se está recuperando de la gran paliza que se dio.
He estado leyendo hoy una entrevista que le hicieron para uno de los periódicos de aquí, y me impresionó mucho lo que dijo. Dijo que estuvo deseando quedarse a morir allá arriba en unos de los campos base, a unos 7400 metros. Dijo que sus compañeros, tal vez en un acto de amor, dejaron abandonadas sus mochilas jugándose la vida para ayudarla a ella a completar el descenso. Esto me conmovió.
Pensaba yo en esta chica que estuvo a punto de perder la vida y que regresó diciendo a las cámaras que no volvía a subir una montaña, y bueno, a estas alturas ya se está animando a seguir adelante, a ser la primera mujer en conseguir esto de los 14 montañones.
Seguramente pensará que las 2 que le quedan, el Annapurna (8.019 m) y el Shisha Pangma (8.046 m) son 500 metros más pequeños que esta última montaña que acaba de enfrentar.
Que Dios la bendiga y le permita salir con vida de esta ratonera en la que se ha metido. Dice ella que en su día tuvo que salir de una depresión muy fuerte y que considera a esa enfermedad, como la peor montaña que haya escalado jamás.
Ya ven, en esto sí parece Edurne una mujer de fuego. No hay signos más propensos a las depresiones y la autodestrucción que los signos de fuego. Pero sigo mirando a los ojos a esta muchacha y me estremezco. Hay un alma tan linda en ella. Desde hoy rezaré para que todo le salga bien y sus próximas escaladas no sean tan penosas como esta última.
TADEO