Dijo una vez Vaclav Havel, el político, escritor y dramaturgo checo:
“No me interesa saber por qué el ser humano es capaz de hacer el mal, lo que quiero saber es por qué hace el bien”.
Curiosa reflexión. Sin embargo, no la comparto ni me haría demasiada gracia que de pronto la humanidad comenzara a dejar de preocuparse por saber el por qué del comportamiento maligno en las personas. Hacerlo sería dar por hecho que somos malos por naturaleza, y en mi opinión, no lo somos. Creo que somos buenos por naturaleza, al menos cuando analizamos esta cuestión desde la máxima amplitud de miras.
Si reducimos un poco la visión, el prisma con que nos acercamos a esta problemática, tendremos que decir que en todos los seres humanos hay una porción de bien y de mal. Nadie es totalmente malo, y nadie es totalmente bueno.
Sin embargo, no soy de los que cree que existe una condición humana que nos hace de un modo concreto y que eso no cambia. Yo, por el contrario, creo que el ser humano es un punto en la evolución de los seres vivos, y por tanto, un punto en la evolución de la materia, y por tanto, un punto en la evolución de la substancia, entendiendo por tal, aquello de índole material y su contrapartida de índole espiritual.
Todo ser humano, a lo largo de sus sucesivas encarnaciones irá creciendo, mejorando, agrandando su capacidad de hacer el bien. Todo esto mirando en términos generales. Creo que cada ser humano es objeto de dos tipos complementarios de procesos de purificación espiritual, uno que es personal, y otro que lo arrastra como parte de una humanidad que también evoluciona.
Todos los seres humanos, así como todos los seres vivos, (y todo está vivo) vivimos en conexión. Existen conexiones muy evidentes y otras, mucho más sutiles. Algunas de ellas, la ciencia actual las acepta, y otras, aún están por descubrir o por ser ampliamente aceptadas, pero están ahí.
Todo parece indicar, por sólo poner un ejemplo, que una idea salida de una cabeza, influye sobre el resto del pensamiento humano mundial, y eso, sin ser necesario que esa idea se propagada a través de los grandes medios de comunicación. Parece que todas las mentes del planeta están conectadas las unas con las otras y que nos estamos afectando para bien o para mal absolutamente todos. De ahí que las ideas vayan poco a poco ganando terreno en la medida en que anidan en un número cada vez mayor de cabezas, y cuando se crea una masa crítica de pensamiento, aumenta la velocidad de aceptación de tal ideal.
Son procesos subjetivos, es decir, no nos proponemos que esto ocurra, aparte de que nuestra propia mente puede discriminar o aceptar determinadas ideas, sin embargo, nuestra actitud sobre determinada idea, está haciendo que lancemos al espacio un código que será leído e interpretado irracionalmente por el resto de las mentes. De tal magnitud es nuestra actividad cerebral irracional.
Regresando a la idea principal, digo que existen motivos claros por los que el ser humano hace el bien, incluso, al punto de llegar a dar la vida por un ideal. Creo que existen grandes hombres, hombres puros que son capaces de entregar su vida por la humanidad, por la colectividad, y camino a eso vamos.
Hay seres poco evolucionados que son incapaces de querer. Por no querer, son incapaces de quererse a sí mismos. Este es a mi juicio, el punto más atrasado en el que puede encontrarse el ser humano, y téngase en cuenta que es habitual encontrarse con personas incapaces de amarse a sí mismos y por tanto, incapaces de amar al prójimo.
Luego, un peldaño por encima, nos encontramos a esos seres que sólo son capaces de amarse a sí mismos. Son seres egoístas que piensan que entregarse a los demás es una pérdida de tiempo y algo que no les reportará absolutamente ningún beneficio. Personas poco propensas a creer que exista un dios, o alguna causa por encima de su propia voluntad y de su propio libre albedrío. A estas personas les encanta la idea de libertad como justificación de su vida caótica.
Luego, encontramos a esos que son capaces de amarse a sí mismos y a su madre, o a su padre.
(En toda esta escalera ascendente podría variar el objeto o los objetos capaces de despertar amor)
Luego está el que es capaz de amar a los padres y a su pareja.
Luego el que es capaz de amar a los padres, a la pareja y a los hijos.
Luego, el que es capaz de amar a los padres, a su pareja a sus hijos, a algunos de sus familiares.
Luego, el que es capaz de amar a sus padres, a su pareja, a sus hijos, a algunos familiares y a algunos amigos.
Esto no es siempre una constante, se puede dar el caso de uno que ame a unos amigos, y rechace a los padres, a los familiares, no quiera tener pareja estable y no quiera tener hijos.
Lo que quiero decir es que en la medida en que el ser humano avanza, va creciendo con él su capacidad de amar al prójimo, y como esto es una cadena ascendente, van poco a poco, apareciendo más y más casos de personas capaces de amar de un modo más extenso y por tanto, es normal que nos vayamos encontrando cada vez más con seres capaces de extender su YO, de extender su EGO, y por tanto, sentir que ellos son el pueblo, que ellos son la humanidad. De aquí, a mi juicio, sale la materia prima de los héroes, de las actitudes heroicas como la de esos que entregan su vida por una causa justa.
Creo que éste sería un buen tema para la reflexión.
Tal vez todo se mezcle. Quizás los haya que por ser incapaces de amarse a sí mismos, sean capaces de lanzarse en una aventura suicida. Puede que otros, incapaces de amar más allá de ellos mismos, busquen la fama y el reconocimiento haciendo algo que otros no se atreven a hacer. En fin que puede que en esto, como en casi todo en la vida, tal vez los extremos se toquen.
Ahora bien, no creo que el ser humano sea malo por naturaleza. Decía el gran maestro japonés Morihei Ueshiba, el padre del arte marcial conocido como el aikido, lo siguiente:
“Todo en el Universo viene de la misma fuente. Esta fuente a la que llamamos vida, contiene tanto nuestro pasado, como el presente, como el futuro.”
“A medida que el hombre avanza, puede desintegrar o armonizar la energía vital. El mal nace en el momento en que empezamos a creer que es nuestro lo que en verdad pertenece a todos. Eso provoca soberbia, deseos inútiles y rabia. Pero el que no se deja poseer por las cosas, acaba siendo dueño de todo.”
A modo de conclusión, podemos decir que el mal puede ser erradicado del corazón de los hombres de una manera relativamente sencilla, y es haciendo nuestra esta gran idea:
Es necesario ensanchar el ego, nunca estrecharlo y concentrarlo sobre tu única persona. Si dices YO, y esa palabra se identifica única y exclusivamente con tu cuerpo, te equivocas, porque sólo Dios puede decir YO sin equivocarse. Por tanto, si todos somos YO, entonces lo que es mío, es de todos. Y por tanto, la única manera correcta de desearlo todo, es no desear nada, y la única manera correcta de tenerlo todo, es no teniendo nada, o en su defecto, consiguiendo que las cosas que tienes, no te posean ellas a ti.
TADEO