sábado, 18 de septiembre de 2010

EL BIEN Y EL MAL


EL BIEN Y EL MAL

Dijo una vez Vaclav Havel, el político, escritor y dramaturgo checo:
“No me interesa saber por qué el ser humano es capaz de hacer el mal, lo que quiero saber es por qué hace el bien”.

Curiosa reflexión. Sin embargo, no la comparto ni me haría demasiada gracia que de pronto la humanidad comenzara a dejar de preocuparse por saber el por qué del comportamiento maligno en las personas. Hacerlo sería dar por hecho que somos malos por naturaleza, y en mi opinión, no lo somos. Creo que somos buenos por naturaleza, al menos cuando analizamos esta cuestión desde la máxima amplitud de miras.

Si reducimos un poco la visión, el prisma con que nos acercamos a esta problemática, tendremos que decir que en todos los seres humanos hay una porción de bien y de mal. Nadie es totalmente malo, y nadie es totalmente bueno.

Sin embargo, no soy de los que cree que existe una condición humana que nos hace de un modo concreto y que eso no cambia. Yo, por el contrario, creo que el ser humano es un punto en la evolución de los seres vivos, y por tanto, un punto en la evolución de la materia, y por tanto, un punto en la evolución de la substancia, entendiendo por tal, aquello de índole material y su contrapartida de índole espiritual.

Todo ser humano, a lo largo de sus sucesivas encarnaciones irá creciendo, mejorando, agrandando su capacidad de hacer el bien. Todo esto mirando en términos generales. Creo que cada ser humano es objeto de dos tipos complementarios de procesos de purificación espiritual, uno que es personal, y otro que lo arrastra como parte de una humanidad que también evoluciona.

Todos los seres humanos, así como todos los seres vivos, (y todo está vivo) vivimos en conexión. Existen conexiones muy evidentes y otras, mucho más sutiles. Algunas de ellas, la ciencia actual las acepta, y otras, aún están por descubrir o por ser ampliamente aceptadas, pero están ahí.

Todo parece indicar, por sólo poner un ejemplo, que una idea salida de una cabeza, influye sobre el resto del pensamiento humano mundial, y eso, sin ser necesario que esa idea se propagada a través de los grandes medios de comunicación. Parece que todas las mentes del planeta están conectadas las unas con las otras y que nos estamos afectando para bien o para mal absolutamente todos. De ahí que las ideas vayan poco a poco ganando terreno en la medida en que anidan en un número cada vez mayor de cabezas, y cuando se crea una masa crítica de pensamiento, aumenta la velocidad de aceptación de tal ideal.

Son procesos subjetivos, es decir, no nos proponemos que esto ocurra, aparte de que nuestra propia mente puede discriminar o aceptar determinadas ideas, sin embargo, nuestra actitud sobre determinada idea, está haciendo que lancemos al espacio un código que será leído e interpretado irracionalmente por el resto de las mentes. De tal magnitud es nuestra actividad cerebral irracional.

Regresando a la idea principal, digo que existen motivos claros por los que el ser humano hace el bien, incluso, al punto de llegar a dar la vida por un ideal. Creo que existen grandes hombres, hombres puros que son capaces de entregar su vida por la humanidad, por la colectividad, y camino a eso vamos.

Hay seres poco evolucionados que son incapaces de querer. Por no querer, son incapaces de quererse a sí mismos. Este es a mi juicio, el punto más atrasado en el que puede encontrarse el ser humano, y téngase en cuenta que es habitual encontrarse con personas incapaces de amarse a sí mismos y por tanto, incapaces de amar al prójimo.

Luego, un peldaño por encima, nos encontramos a esos seres que sólo son capaces de amarse a sí mismos. Son seres egoístas que piensan que entregarse a los demás es una pérdida de tiempo y algo que no les reportará absolutamente ningún beneficio. Personas poco propensas a creer que exista un dios, o alguna causa por encima de su propia voluntad y de su propio libre albedrío. A estas personas les encanta la idea de libertad como justificación de su vida caótica.

Luego, encontramos a esos que son capaces de amarse a sí mismos y a su madre, o a su padre.

(En toda esta escalera ascendente podría variar el objeto o los objetos capaces de despertar amor)

Luego está el que es capaz de amar a los padres y a su pareja.

Luego el que es capaz de amar a los padres, a la pareja y a los hijos.

Luego, el que es capaz de amar a los padres, a su pareja a sus hijos, a algunos de sus familiares.

Luego, el que es capaz de amar a sus padres, a su pareja, a sus hijos, a algunos familiares y a algunos amigos.

Esto no es siempre una constante, se puede dar el caso de uno que ame a unos amigos, y rechace a los padres, a los familiares, no quiera tener pareja estable y no quiera tener hijos.

Lo que quiero decir es que en la medida en que el ser humano avanza, va creciendo con él su capacidad de amar al prójimo, y como esto es una cadena ascendente, van poco a poco, apareciendo más y más casos de personas capaces de amar de un modo más extenso y por tanto, es normal que nos vayamos encontrando cada vez más con seres capaces de extender su YO, de extender su EGO, y por tanto, sentir que ellos son el pueblo, que ellos son la humanidad. De aquí, a mi juicio, sale la materia prima de los héroes, de las actitudes heroicas como la de esos que entregan su vida por una causa justa.
Por tanto, y regresando al pensamiento de Vaclav Habel, más que preocuparme saber por qué alguien arriesga su vida en aras de hacer el bien, me preocupa saber porque algunos arriesgan sus vidas en aras de divertirse, sólo por sentir correr dentro de ellos la adrenalina.

Creo que éste sería un buen tema para la reflexión.

Tal vez todo se mezcle. Quizás los haya que por ser incapaces de amarse a sí mismos, sean capaces de lanzarse en una aventura suicida. Puede que otros, incapaces de amar más allá de ellos mismos, busquen la fama y el reconocimiento haciendo algo que otros no se atreven a hacer. En fin que puede que en esto, como en casi todo en la vida, tal vez los extremos se toquen.

Ahora bien, no creo que el ser humano sea malo por naturaleza. Decía el gran maestro japonés Morihei Ueshiba, el padre del arte marcial conocido como el aikido, lo siguiente:
“Todo el mundo posee un espíritu que puede perfeccionarse, un cuerpo que puede ser entrenado y un camino que recorrer. Tú estás aquí para cumplir esas tres metas, y para eso hacen falta dos cosas: conservar la tranquilidad y practicar el Arte en todo lo que hagas.”

“Todo en el Universo viene de la misma fuente. Esta fuente a la que llamamos vida, contiene tanto nuestro pasado, como el presente, como el futuro.”

“A medida que el hombre avanza, puede desintegrar o armonizar la energía vital. El mal nace en el momento en que empezamos a creer que es nuestro lo que en verdad pertenece a todos. Eso provoca soberbia, deseos inútiles y rabia. Pero el que no se deja poseer por las cosas, acaba siendo dueño de todo.”

A modo de conclusión, podemos decir que el mal puede ser erradicado del corazón de los hombres de una manera relativamente sencilla, y es haciendo nuestra esta gran idea:

Es necesario ensanchar el ego, nunca estrecharlo y concentrarlo sobre tu única persona. Si dices YO, y esa palabra se identifica única y exclusivamente con tu cuerpo, te equivocas, porque sólo Dios puede decir YO sin equivocarse. Por tanto, si todos somos YO, entonces lo que es mío, es de todos. Y por tanto, la única manera correcta de desearlo todo, es no desear nada, y la única manera correcta de tenerlo todo, es no teniendo nada, o en su defecto, consiguiendo que las cosas que tienes, no te posean ellas a ti.

TADEO

martes, 9 de marzo de 2010

BRUJAS


BRUJAS

Siempre tuve miedo de las brujas. Me las imaginaba volando por encima de los tejados de las casas dejando tras sí un rastro de mal augurio. Ancianas feas, vestidas de negro, con largas narices arrugadas y bocas desdentadas, esparciendo maldiciones y pesadillas sobre todo para los niños malos.

¡Qué equivocado estaba! Cuando por fin me decidí a mirar al cielo, comprendí que las brujas no son tan malas, o por lo menos, supe que vale la pena aventurarse a morir hechizado.

TADEO

domingo, 10 de enero de 2010

SAMANTA VILLAR


SAMANTA VILLAR

A Samanta Villar la he descubierto hace poco. Por esas cosas raras de la vida, en casa nos hemos ido aficionando a los programas de la CUATRO y de ese modo nos hemos ido alejando de otras cadenas como Tele 5 o Antena 3, las cuales veíamos habitualmente en busca de entretenimiento. Poco a poco, sin darnos cuenta, nos fuimos enganchando a las propuestas de este otro canal, por parecernos más interesantes e instructivas.


Primero empezamos con CUARTO MILENIO, programa que llevo años viendo religiosamente desde cuando lo daban en otras cadenas. Después vino la serie PERDIDOS. Luego vino PEKIN EXPRESS, y por último, he tropezado con 21 DÍAS, el programa al que da vida Samanta Villar.

Este programa en cuestión, tiene un slogan muy pegadizo. La presentadora dice que como no es lo mismo contarlo que vivirlo, ella va a vivir en sus propias carnes, la experiencia de que se trate durante 21 días.

De este modo se ha pasado 21 días viviendo en la calle, machacando su cuerpo, viviendo en el lujo, con los ojos tapados, en una mina abandonada de Bolivia, fumando porros, etc.


El primer programa que yo vi fue el de la mina y desde entonces me he enganchado al programa, y más que nada, a Samanta. Su programa tiene un formato verdaderamente atractivo, y muchos piensan, entre ellos yo, que no durará mucho tiempo, puesto que ella no encontrará muchos ambientes en los que poder desempeñarse. Sin embargo, esperamos con impaciencia que llegue el día del nuevo programa, puesto que lo ponen una vez al mes.

Decía que la presentadora me resulta una persona especialmente atractiva. Al menos a mí me lo parece y mucho. ¿Por qué? Pues por varias razones. Es una chica que parece haber caído como una marciana en ese mundo de la televisión. Tal parece como si no estaría contaminada con los vicios de ese mundo al que ella, de alguna manera pertenece.


Su imagen parece más auténtica, más cercana al pueblo llano. Le cuesta trabajo llevar tacones, se siente como una extraterrestre entre personas ricas, muestra, aunque de una forma un tanto velada, una ideología política cercana a la izquierda, y se ha atrevido a tener experiencias que muchas periodistas no se habrían atrevido. No sólo lo ha hecho, sino que no se le ha visto especialmente escrupulosa, y lo mejor de todo, se ha encariñado con esas personas, la hemos visto llorar de emoción y esas lágrimas no pueden ser fingidas.

Luego, ya desde la mirada del astrólogo y del vidente, de la cual no me puedo separar, encuentro en esta chica virgo, una verdadera necesidad espiritual de hacer de su trabajo algo útil para la sociedad. Creo que se sentiría mal si su trabajo desembocara en lo banal o superfluo. Tal vez no esté haciendo este programa mucho tiempo, pero sé que para ella, a nivel de realización personal, la va a dejar muy llena. Y es que Samanta se le nota que necesita hacer algo por el prójimo.

También desde los ojos del vidente, detecto en ella un aspecto de su personalidad que apenas sale a relucir en el programa, y es su cabeza dura. Sé que será difícil hacerla cambiar de opinión una vez que tiene una decisión tomada. Sé también, o mejor dicho, sospecho, que ella misma se habrá fabricado una coraza para luchar contra esa persona frágil que en el fondo, pero allá muy en el fondo es.

Luego, tiene otras armas a su favor, y es su físico, y su voz. No es una mujer atractiva al estilo de las divas de Hollywood, pero tiene unos ojos muy expresivos y cautivadores, ojos que dicen a un buen observador mucho más de lo que ella expresa con palabras. Su voz es cálida y cercana. Agradable al oído, aún cuando no esté diciendo algo especialmente inteligente.

Samanta Villar no es ese tipo de persona que cae bien desde el primer momento en que la ves, pues tiene una mirada dura y altanera. Sin embargo, enseguida descubrimos a una niña dentro de ella, a un ser idealista que cree de veras en que un mundo mejor es posible. Eso es lo que hace que termine robándonos el corazón.


Desde que la descubrí la he buscado obsesivamente por la red. He visto todos sus programas, he leído las entrevistas que le han hecho, he visitado la página web de 21 DÍAS, y creo que seguiré disfrutando de su trabajo, el cual tiene el valor real de acercarnos a realidades muy dispares, desde una mirada poco común en televisión.


TADEO