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CAPERUCITA
-Ana, mi amiga, no te vas a creer lo que me ha pasado. Te cuento rápido porque tengo poco saldo. Esta mañana estaba en la parada de autobuses. Ya sabes que voy a visitar a mi abuelita todos los sábados por la mañana y le llevo la comida y la cena de ese día. Nada, cosas de mi madre. Unos pollos cocinados, vegetales embotados, algo de fruta. Pues puedes creer que estaba allí y el autobús de las 9 y 30 no llegaba. Parecía que había problemas. Estaba tensa, y para colmo un chico de unos 30 años no dejaba de mirarme. Culpa mía tal vez. Es que me había encasquetado ese chándal rojo pasión del que te hablé, sí ese que me queda tan mono y que me destaca todo el cuerpo. Aquel chico no me quitaba la vista de encima, parecía querer comerme. Me miraba sobre todo de cintura para abajo. Yo estaba de los nervios. La gente decía que tal vez la carretera estaría cortada, por un tema de huelgas, ya sabes como es esto por aquí. Pues nada, que la gente empieza a decir que se iba, y yo allí con aquella comida que se me podía estropear. De repente el chico se me acerca y me dice que me conoce de vista, que todos los sábados me ve en la parada y que hoy estaba con mi chándal rojo más bella que de costumbre. Me pregunta que a donde voy y le digo que a casa de mi abuelita. Le digo más o menos por donde es, y ¿sabes qué?, se brindó a llevarme en su coche. Dijo que se le hacía camino, qué sus abuelos también vivían por allí y que ya de paso aprovechaba para verlos.
En dos minutos tenía su cochazo aparcado frente a la parada de autobuses y con una sonrisa amable me pidió subir. Así que lo hice y nada, que una a veces es un poco atrevida, y no te voy a mentir, el chico estaba como un queso. Pero, hija mía, entonces fue cuando vino lo bueno. Ni te imaginas lo que me pasó. ¡Qué mal rato! No quiero ni acordarme. Pero es que yo también, es que soy tan ingenua y tengo tan mala suerte con los hombres. Bueno, te cuento todo luego, que tengo poco saldo y esta salita de espera de la Policía Municipal es muy pequeñita y está que no cabe un alma, así que no estoy en condiciones de contarte lo demás. Nos vemos esta tarde.Que sí, que paso y te cuento todo, descuida.
TADEO
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