martes, 20 de octubre de 2009

PORQUE LA VIDA PUEDE SER MARAVILLOSA


PORQUE LA VIDA PUEDE SER MARAVILLOSA

La vida puede ser maravillosa y de hecho, lo es a veces, otras veces no. Sin embargo, los que creemos que el pensamiento es una fuerza y los que creemos que las palabras refuerzan aún más ese poder, tenemos en esta frase que da título a esta reflexión un motivo para agradecer a Andrés Montes, el popular comentarista deportivo.

La primera vez que escuché a Andrés narrar un partido, fue hace unos 5 o 6 años, no lo podría precisar. Era de madrugada y andaba yo buscando en la tele algo con qué entretenerme, y ahí estaba el baloncesto de la NBA.

Enseguida me quedé con aquella voz graciosa y efusiva, con aquella voz llena de carisma y de emoción contagiosa. Los comentarios de Montes hacían aún más espectacular lo que estábamos viendo, y eso es algo que no todos son capaces de hacer.

Luego, cuando fichó por la sexta y empezó a narrar el fútbol de manera habitual fue mucho más fácil gozar con sus comentarios. Yo siempre deseaba tenerlo a él y no a otro, diciendo sus cosas graciosas y divertidas en cada partido, y hasta deseaba ser testigo del nacimiento de alguna de esas frases que como por arte de magia, se convertían en clásicas y pasaban rápidamente al argot popular.

Son pocas las personas que son capaces de hacer circular entre la población una expresión determinada. Debe ser incluso, un gran motivo de satisfacción saber que una expresión salida de tu cabeza, se ha inmortalizado, y eso es lo que creo que pasará con el tiki taka, o con el ratatatatá y otras muchas.

Cuando indagué un poquito más sobre Andrés Montes, supe que era de madre cubana, y eso tal vez, me acercó un poco más a él. Dicen que ella se fue a Cuba dejándolo todo, incluso a su propio hijo, para ser partícipe de los acontecimientos trascendentales que estaba viviendo la isla caribeña al triunfo de la Revolución de 1959. Fue entonces cuando me di cuenta que esa gracia de Andrés tenía mucho que ver con la cultura cubana.

Le escuché decir a él mismo que su vida no fue nada fácil. Se ve que fue una persona que debió abrirse paso en condiciones bastante difíciles para una persona de su condición racial y social, y sin embargo, las mieles del éxito llegaron a su paladar.

Su manera curiosa de vestir, de hablar, de comportarse, hacían de él un personaje digno de ser estudiado. Curiosamente, yo percibía en su mirada una marcada timidez. También en las cosas que decía, que era una persona que conocía la podredumbre del ser humano, y del sistema en sí mismo, pero decidió aceptar tales condiciones. Quiso demostrarse a sí mismo que era capaz de adaptarse a las reglas del juego y erigirse en triunfador, y lo logró.

Creo que tienen razón sus detractores cuando dicen que se despistaba en sus comentarios, o que se equivocaba a veces con los nombres o que no era un especialista en la materia deportiva que trataba, pero desde luego, esos detalles se le perdonaban porque uno recibía de él mucho más, y entre esos regalos, estaba la alegría, las ganas de vivir, e incluso, hizo más potente en nosotros la certeza de que la vida puede ser maravillosa.

Su muerte, a los 53 años nos tomó a todos por sorpresa. No dudo que tendría algo que ver con su salida de La Sexta, algo que seguramente le afectó profundamente.

Andrés, déjame decirte que te echaré mucho de menos. Ver un partido de fútbol, o de baloncesto o de lo que sea, ya no serán lo mismo sin tu voz y sin tu gracejo. Donde quiera que estés, no dejes de regalarnos la alegría y la esperanza. Ojalá aparezcas algún día para convencernos a todos, de que la muerte también puede ser maravillosa.

TADEO