miércoles, 18 de abril de 2007

EL PECADO DEL SEXO


El tema del pecado de “la carne” siempre me ha movido a reflexión. Al respecto escribí una vez estas palabras que ahora comparto en este blog.

Siempre he dicho que la Naturaleza es una sola, y que todo lo que existe es obra de Dios, por tanto, tenemos que entender el mundo, el universo en su totalidad como un gran rompecabezas donde todas las piezas deben encajar.Tal vez podamos decir que Dios no puso la plata y el oro en las entrañas de la tierra para que nos hagamos relojes y cadenas, pero está claro que Dios entendió correcto hacernos seres sexuales.


Por tanto, practicar sexo, manifestar nuestra sexualidad, no debe entenderse como un acto antinatura, porque dicho acto no rompe nada de la naturaleza, no mata nada, por el contrario, es el acto humano capaz de crear, por demás, crea lo más importante que se puede crear, que es otro ser. En consecuencia, considero que deberíamos entender el sexo como algo sagrado.


Los seres humanos cuando amamos, sentimos la necesidad de fundirnos totalmente con la persona amada, por tanto, no es raro que queramos hacer el amor con esa persona, por necesidad de comunión de almas, de ser uno solo con la otra persona.Ahora bien, creo que el sexo, en cuanto apego a lo material, es pecado, pero no creo que sea el gran pecado de la humanidad. Los grandes pecados son aquellos que destruyen, aquellos que hacen daño al prójimo y a uno mismo. Por desgracia, en nuestra sociedad a veces desde la Iglesia Católica sobre todo, se ha perseguido el sexo como si fuera el gran pecado, y yo no creo para nada que lo sea.


Creo que la humanidad debería aprender a poner el pecado del sexo en el lugar que le corresponde.Desde mi punto de vista, el Cristianismo ha malinterpretado, ha dimensionado erróneamente, el pecado carnal. Lo cierto es que el ser humano se paralizó en nombre de la interpretación (a mi modo de ver, errada) de la palabra de Jesús durante casi 10 siglos.


Desde el siglo III hasta el siglo XIII, el mundo se llenó de oscuridad, y pretendiendo acabar con el impulso sexual, se potenció en muchos casos lo peor del ser humano: los odios, la falta de respeto por la vida, el egoísmo, el apego a la riqueza, y por supuesto, la sexualidad se convirtió en algo satánico, porque al estar prohibido, en la mente de los hombres, el sexo se convirtió en algo enfermizo en muchos casos. Pero no por ser malo en sí mismo, sino porque los seres humanos lo envenenamos.


La lógica más elemental dice que si una persona te desea sexualmente, ese deseo no te hace daño. Está claro que nadie toma por enemigo a quien te desea sexualmente. Por tanto, sabemos bien quiénes son nuestros enemigos y quiénes nos pueden hacer daño. En consecuencia, ahí es donde tenemos que buscar los pecados más importantes para atacarlos y destruirlos.


Tenemos la necesidad de hacer de éste, un mundo mejor para todos. La tarea que hay que realizar es inmensa, pero todo edificio tiene que empezarse por los cimientos. Así que creo que luchar contra el apego sexual como principal bandera de lucha, no tiene sentido. Creo que debemos empezar a luchar porque haya paz en el mundo, que no haya guerras, que la gente no sea egoísta, envidiosa, que la gente no se apegue a los bienes materiales. Creo que es necesario que todos nos sintamos hermanos, que nos sintamos felices cuando vemos felices a nuestros semejantes. Creo que es por aquí por donde debemos empezar a trabajar.


Con respecto al sexo creo que hay cosas que podemos hacer, y es quitar de la mente de los hombres esa visión pecaminosa y terrible de los deseos sexuales. Tenemos que aprender a no vernos como malos por tener impulsos sexuales, porque ellos son en última instancia, naturales, y no es lo peor que sale de nosotros.


Más que reprimirnos sexualmente, debemos empezar por reprimirnos de muchas otras cosas, porque los seres humanos muchas veces hacemos más daño con otras actuaciones y hasta con cosas que decimos, que con el deseo sexual.


Otra cosa es cuando tenemos comportamientos sexuales anómalos como cuando somos capaces de violar a una persona, o de manifestar actitudes pederastas. Eso ya es otro asunto. La ley debe ser severa con ese tipo de delitos. Pero creo que si somos capaces de relacionarnos sexualmente con normalidad, la sociedad se irá curando de esa mirada negativa que se tiene sobre el sexo.


Confío en que algún día el ser humano deje de ver el cuerpo del prójimo como una mercancía. El día que nuestro cuerpo deje de ser un tabú, el día que dejemos de avergonzarnos de nuestra desnudez, ese día acabaremos con la prostitución, con la pornografía, con esa mirada lasciva con que muchas personas se acercan al sexo.


Creo que tenemos que educar a la sociedad para entender el sexo sobre todas las cosas como algo positivo, algo que llena el alma, como algo que puede ser una prueba de buenos sentimientos como el amor, la confianza, el respeto, la alegría, lo placentero.


Cuando el sexo deje de ser visto como la encarnación de lo satánico, el mundo se librará de una gran carga.De hecho el propio Jesús decia:"Si te es posible abstenerte del sexo, hazlo". Pero Jesús estaba consciente de que casi nadie estaba preparado para esa abstinencia. Pues de hecho, el día que estemos todos libres y preparados para amarnos sin el cuerpo, el ser humano desaparecerá y empezaremos a vivir otro tipo de vida no humana.


Creo que vamos camino a eso, pero para conseguirlo, la visión de la sexualidad tendrá que cambiar mucho.Gracias a Dios el mundo evoluciona, y hoy mismo, nosotros hemos vivido el sexo de una manera mucho menos enfermiza que nuestros padres o abuelos. Eso es un buen síntoma, y esperemos que nuestros hijos lo vivan aún mejor que nosotros.Hay algunos que se escandalizan con la libertad sexual, y es cierto que no se debe caer en excesos, pero creo que esto es mejor que sentirse pecador por desear sexo.


Alguien me dijo una vez que un mundo donde todos tuvieran sexo con todos sería un caos, un infierno, que el mundo se vendría abajo. Esa idea no tiene ni pies ni cabeza. Yo le dije que el caos es un mundo donde los hombres se maten los unos a los otros, donde los hombres se dediquen a enriquecerse sin preocuparse por la vida del prójimo, un mundo donde unos viven con muchísimo, y otros se mueren de hambre, un mundo donde todo se convierte en mercancía, un mundo sin ética, sin moral y sin principios, y donde el dinero es quien lo rige todo. Ese mundo sí que es un caos, y ese es el mundo en el que vivimos.

Un mundo donde las personas se relacionen sexualmente con mucha más libertad y donde el sexo no tenga que estar atado al matrimonio, una sociedad donde el matrimonio no encarcele el sexo, no tiene que ser necesariamente un caos.
Algunos piensan que en un mundo así, las personas se pasarían la vida fornicando. No lo creo.


En las sociedades primitivas donde las personas se relacionaban sexualmente con libertad, las personas no se pasaban la vida entregados al placer sexual, y nunca esa libertad fue un freno para su desarrollo. De hecho las sociedades griega y romana, que tenemos como referente de depravación, nos han dado muchísimos ejemplos de cultura y de sabiduría.


Es bien sabido que hoy seguimos tirando del derecho romano, y seguimos tirando de los filósofos griegos, y de ellos hemos tomado la poesía, la novela, el teatro, en fin, que al final, cuando el hombre despertó de su letargo de 10 siglos de oscuridad, tuvo que mirar a Grecia y Roma para echar a andar de nuevo. Y la represión sexual de la Edad Media, fue mucho más dañina que la libertad sexual de griegos y romanos.


Aunque esta idea nos cueste aceptarla, la historia está ahí.Sé que ahora mismo no estamos preparados para aceptar un mundo donde el sexo sea libre, pero lo cierto es que aunque nosotros no lo viviremos, el mundo va hacia ahí. De hecho hoy por hoy en occidente, el 45% de las personas en edad de casarse, no lo hacen, y eso es, entre otras cosas, porque se empieza a ver el matrimonio como una prisión, como algo que no libera al ser humano, sino como algo que lo apresa, y entre las libertades que más de menos se echa en medio del matrimonio es la libertad para poderse acostar con quien uno quiera.


Mucha gente, incluso, llamándose cristianos, dicen: "Antes de casarte, disfruta bastante de la vida", y a las claras se están refiriendo fundamentalmente, a disfrutar de la libertad sexual.En conclusiones, desde mi punto de vista, todo apego a lo material es pecado, pero la tarea de orden ahora mismo, es eliminar la visión satánica que se tiene del sexo.


Y termino diciendo lo que siempre digo:"Pensar que se puede llegar al amor espiritual obviando el amor sexual, es como pensar que se puede aprender a caminar sobre las aguas sin antes haber aprendido a nadar.

TADEO

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